Es verdad que la formación y el reciclaje continuo son variables fundamentales a la hora de mejorar la productividad de la empresa y, en consecuencia, del sector productivo donde nos encuadramos.
Es imprescindible para la empresa promover y liderar la formación de sus trabajadores para posibilitar la mejor gestión de su talento y el desarrollo continuado de su competencia técnica y profesional.
En este punto parece que, por fin, de manera generalizada, todas las organizaciones están descubriendo lo que se “mal-denomina” la formación bonificada.
Escribimos estas palabras desde Autoforma en un intento más de simplificar el discurso y colocar en su justo término esta prolongada indefinición. La formación bonificada no existe.
La formación que realizan las empresas para sus trabajadores es bonificable siempre y cuando se siga el procedimiento administrativo establecido por el Ministerio de Empleo a tal efecto.
Poder financiar el plan de formación de la empresa con el crédito disponible de cada una de las empresas y profesionales de este país con centros de trabajo abiertos y trabajadores contratados es un derecho.
Y si se tiene como objetivo la optimización de los recursos de la empresa resulta imprescindible.
Para poder llegar a financiar la formación desarrollada por la empresa para sus trabajadores con este crédito disponible del sistema de bonificaciones hay que cumplir una serie de requisitos.
Tanto la empresa, que se tiene que dar de alta en el sistema, como la formación que realiza, cumpliendo las normas básicas establecidas por la normativa. Que no afecta, como no puede ser de otra manera, a cuál y qué es la formación que realizar.
Esto es una tarea exclusiva del sector de la formación en el empleo creando contenidos y sistematizando los mismos en acciones formativas que son las que ponen a disposición de las empresas. Afecta a cómo se imparte, porque la normativa establece normas de funcionamiento básico para que esta formación se desarrolle de la manera más conveniente, facilitando el aprendizaje.
Por tanto, insistimos, no hay formación bonificada y toda la formación que realiza una empresa para la mejora de la competencia de sus trabajadores es bonificable.
La empresa, una vez establecido cuál es el Plan de Formación más adecuado para sus trabajadores en cada momento, tiene y debe utilizar el sistema de bonificaciones para recuperar lo pagado el año anterior en formación profesional, financiando la parte que corresponda del Plan de formación que haya propuesto a su plantilla con su crédito disponible.