Tenemos por delante la semana 21ª del año y 10ª de confinamiento. Escribo desde Madrid, donde mantenemos el rígido confinamiento de la fase cero, como muchas ciudades de Castilla y León y Barcelona. Hay que mantener el ánimo y seguir dedicándole toda nuestra capacidad e imaginación a la puesta en marcha de nuestras empresas.
Siempre he diferenciado enseñanza reglada de formación en el empleo. Enseñanza es una actividad con una misión, unos objetivos y una manera de transmitir los conocimientos muy diferente de la formación para el empleo. No me gusta la denominación “formación programada” creo que no aporta definición o calificación alguna. Y tenemos que tener en cuenta que todos los niños, jóvenes y adultos que acuden a sus clases de enseñanza reglada y los trabajadores que recibimos la formación en el empleo, afrontamos la programación de todas nuestras actividades. Creo que tenemos que esforzarnos por conciliar un mismo léxico, y utilizar los términos adecuados todos, porque no hacerlo nos empobrece.
Las diferencias entre enseñanza y formación, desde mi punto de vista, se concretan en los actores y no en los escenarios, recursos y herramientas disponibles que, cada vez más, van siendo los mismos. Sobre todo, después del salto tecnológico que el COVID19 nos ha obligado a dar.
Los profesores y los maestros se enfrentan a la transmisión del conocimiento desde un punto de vista bien diferente. La formación para los trabajadores aporta un conocimiento y un desarrollo concreto y la transmisión debe ser tan exhaustiva que permita al participante hacer suyo el procedimiento aprendido o ser capaz de desarrollar la tarea, la nueva competencia o habilidad de forma experta desde el principio. El papel del formador es fundamental e insustituible, y los alumnos aportan un interés y un compromiso diferente. La interacción entre formador y alumno es igualmente crucial porque permitirá la consecución del aprendizaje de la manera más adecuada. El compromiso del alumno por mejorar su competencia y capacidad profesional también caracteriza esta formación en gran medida. El entorno no es diferente, un aula parece que no se debe diferenciar tanto de una clase de cualquier facultad, instituto o colegio, y los recursos y herramientas de las que se disponen tampoco.
Los profesores y los maestros se enfrentan a la transmisión del conocimiento desde un punto de vista bien diferente
Con la vuelta a la oficina o al centro de formación, tenemos la necesidad de reflexionar sobre nuestros espacios. El pasearnos por nuestro centro de formación en el horario en el que las aulas estaban todas operativas y que nos llenaba de satisfacción, hace tiempo que ya no tiene sentido empresarial, mucho menos después del Corona Virus. Tampoco tiene sentido seguir costeando el enorme porcentaje de tiempo que estaban vacías. El espacio de administración y gestión, actividades que pueden ser suplidas en un porcentaje elevado por teletrabajo merece una reflexión, así como el coste de las medidas de protección: mamparas, mascarillas, etc…
Tenemos la necesidad de reflexionar sobre nuestros espacios
Tenemos que realizar una rápida reflexión acerca de la continuidad de la empresa: ERTES, gestión de nuestro equipo, centros, espacios físicos, inversión en herramientas virtuales y formación de formadores. Un profundo análisis realista de nuestro margen comercial y de nuestra capacidad de supervivencia.
He tenido muchas conversaciones estas semanas acerca de que no hay nada comparable a la formación presencial, la cercanía física con el formador y los compañeros en el aula. Creo que esa sensación de aprendizaje óptimo lo sentimos de una manera dispar las diferentes generaciones. Los mayores tenemos un déficit concreto en la asimilación a través de medios digitales, simplemente por haber nacido en una época anterior. Conocer mejor estas herramientas virtuales, y utilizarlas de manera habitual modificara nuestros prejuicios sobre lo virtual. Las generaciones más jóvenes no tienen este déficit.
El distanciamiento social que se va a mantener en el tiempo nos obliga a replantearnos los espacios físicos que ponemos a disposición de nuestros clientes y que suponen un importante porcentaje de gastos fijos de nuestro presupuesto. Invertir en herramientas virtuales se convierte en un presupuesto extraordinario, pero imprescindible. Dominar las herramientas y perfeccionar las imparticiones con los recursos que las aulas virtuales proporcionan supone una inversión en formación de los formadores que no se puede aplazar. El aula virtual es una ocasión perfecta para mejorar nuestros cursos, dotándoles de tanta calidad como los desarrollados en modalidad presencial tradicional. La información necesaria a la que tenemos que acceder sobre estas herramientas y la tecnología que las recoge es mucha y tenemos que estar al día. La mejor aplicación vendrá después de que las conozcamos y podamos reflexionar acerca de como aplicarlas de manera óptima. Y después de esto, asesorar a nuestros clientes adecuadamente. La formación presencial desarrollada con aula virtual no es más barata, es más cara, supone un gasto y una inversión importante que tenemos que trasladar a los precios de venta. Y obligará a reflexionar sobre los espacios físicos y como equilibrar los espacios físicos y virtuales de los que disponemos para facturar.
Nuestra forma de trabajar también ha cambiado, nuestros clientes van a tener muchas reticencias a la hora de pagar gastos de desplazamientos, horas laborables, conciliación de agendas, después de lo experimentado y comprobado estas semanas. Y nosotros tenemos que aplicar la restricción de gastos a cuanto sea posible. Tenemos que ahorrar y disminuir todos los gastos superfluos. Teniendo en cuenta los descuentos que vamos a tener que aplicar en nuestros productos y servicios no debemos volver a regalar nada. Regresamos a una competencia feroz, y como en tantas otras ocasiones por las que hemos pasado, la inversión en calidad es la que nos salvará una vez más.
Nuestros clientes van a tener muchas reticencias a la hora de pagar gastos de desplazamientos, horas laborables, conciliación de agendas, después de lo experimentado y comprobado estas semanas
AUTOFORMA está finalizando el nuevo curso de gestor de aula virtual. Este curso se incorpora al catálogo programado que ponemos mensualmente a vuestra disposición. Es un curso en evolución que se verá completado con horas adicionales para conocer todas las utilidades y herramientas disponibles en el mercado. Y en evolución continuada porque sabéis que todos los proveedores están transformando sus productos para una adecuación progresiva.
La asistencia a los cursos que AUTOFORMA os propone será uno de los requisitos fundamentales a la hora de obtener las certificaciones ad hoc que ponemos en marcha.
AUTOFORMA continúa desarrollando el trabajo de reclamación al SEPE, creemos que estas reclamaciones se prolongarán en el tiempo, y estamos trabajando sin descanso para conseguir llegar a diciembre con contestaciones concretas, que se adecúen a un funcionamiento razonable y que esté en sintonía con el cuidado a las empresas y al empleo que se manifiesta para el resto de los sectores productivos por parte de la Administración.
AUTOFORMA en sus programas diarios seguirá desgranando este nuevo panorama tecnológico: instalación de 5G, desarrollos y utilidades del entorno virtual, conocimiento de herramientas, conocimiento general de lo virtual y de lo que está por venir; novedades y reflexiones sobre la gestión económica de nuestros equipos, inteligencia artificial y el internet de las cosas; adecuación de nuestros cursos para que se pueda asistir a los mismos desde móviles y tarjetas y no solo a través de ordenadores, gestión empresarial mediante el conocimiento de todos los modelos y sectores que conforman nuestra Asociación.
AUTOFORMA en sus programas diarios seguirá desgranando este nuevo panorama tecnológico
Os pedimos que nos sigáis demandando la ayuda, conocimientos y apoyo que necesitéis. Os deseo una buena semana a todos,
Celia Esteban